Desde hace unos meses, las playas de la Línea de la Concepción parecen un plató de televisión. La rebelión de los clanes del hachís, que han optado por enfrentarse a la policía y adoptar maneras más propias del cártel de Sinaloa que del viejo contrabando a la sombra de Gibraltar, ha puesto sobre aquellas costas de Cádiz el foco mediático y policial.
Pero es a 20 kilómetros de allí, en el puerto de Algeciras, donde de manera silenciosa se está produciendo el gran desembarco. El de la cocaína en España como vía de entrada en Europa.
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