Tal vez el más emblemático y reciente escándalo de la droga venezolana es el de los “narcosobrinos”. Francisco Flores de Freitas y Efraín Campos fueron condenados en noviembre de 2016 por un tribunal de Nueva York por conspirar para traficar 800 kilos de cocaína hacia Estados Unidos.
Ellos son los sobrinos de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores. Fueron detenidos inicialmente en Haití, al lado de República Dominicana, a donde habían llegado en un avión pilotado por un miembro de la Guardia Nacional de Venezuela. Una vez allí, pretendían recibir un anticipo por un negocio de drogas, que involucraba cocaína supuestamente proporcionada por el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se ha desmovilizado en su gran parte. La conexión dominicana se verificó gracias a la redada a una lujosa mansión propiedad de Francisco Flores en un resort dominicano, donde se extrajeron 127 kilos de cocaína y 10 kilos de heroína de un yate de 41 metros llamado “The Kingdom”, que estaba atracado en sus inmediaciones.
A finales de 2016 fueron capturados 10 narcotraficantes en un Jet Lear que llegaba a República Dominicana cargado con 450 kilogramos de cocaína. El avión pertenecía a Aeroquest, una empresa propiedad de José Gregorio Vielma Mora, gobernador del estado venezolano de Táchira, en la frontera con Colombia, y miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela, actualmente en el Gobierno.
A mediados de 2016, un capitán del ejército venezolano, Yazenky Antonio Lamas Rondón, también vinculado a la primera dama Cilia Flores, fue arrestado en Colombia bajo una acusación de Estados Unidos, imputado de haber llevado a cabo más de un centenar de narcovuelos en la última década, muchos de ellos a República Dominicana. Los aviones eran enviados sin carga desde México hasta el estado venezolano de Apure, que limita con Colombia; allí eran recibidos por Lamas, quien los cargaba con cocaína y los enviaba a República Dominicana, Haití y las Bahamas. Lamas fue extraditado a Estados Unidos en julio de 2017.
El director de la Interpol en Venezuela, Eliécer García Torrealba, fue arrestado por autoridades venezolanas y acusado, en abril de 2016, de organizar el transporte de un cargamento de cocaína a República Dominicana. García Torrealba aparentemente usó su cargo para coordinar la carga y el despegue de un avión desde el aeropuerto de Barquisimeto, capital del estado de Lara. Cinco agentes de policía y tres guardias de seguridad del aeropuerto también participaron en la preparación del Cessna para que despegara con cocaína a bordo. Los ciudadanos venezolanos Juan Lanz Díaz y Pablo Cárdenas supuestamente financiaron la operación. Cárdenas también estuvo vinculado a otro cargamento de 349 kilos de cocaína que fueron incautados en el aeropuerto de La Romana, en República Dominicana, en marzo de 2016.
En abril de 2015, cuatro miembros de la Guardia Nacional de Venezuela y un prominente empresario fueron arrestados en Venezuela en relación con un cargamento de 450 kilos de cocaína en un jet privado que voló desde el país suramericano a República Dominicana. Las drogas fueron incautadas por la policía antidrogas dominicana. Los cinco pasajeros del jet privado —todos de ciudadanía venezolana— fueron puestos en custodia en República Dominicana, al igual que cuatro miembros del ejército dominicano, entre quienes se encontraban un capitán y un teniente.
Verny Troncoso, el fiscal principal a cargo de los casos de narcóticos en la provincia de Santo Domingo, afirma que, desde finales de octubre de 2016, cada semana los funcionarios capturan a tres o cuatro venezolanos que llegan a los aeropuertos del país con drogas, ya sea ingeridas o escondidas en maletas.20 Todos llegan en vuelos directos de Aserca que viajan diariamente desde Caracas al aeropuerto de Las Américas en Santo Domingo.
“Se han superado todos los récords”, le dijo Troncoso a InSight Crime, señalando que las autoridades nunca habían detectado mulas venezolanas. Los venezolanos representan actualmente el 90 por ciento de las mulas capturadas en República Dominicana, según una fuente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). En promedio, los venezolanos que transportan drogas ingeridas llevan un kilo de cocaína, o cinco kilos si la llevan en maletas, señala la misma fuente.
Durante los interrogatorios, varias de las personas que trabajaban como mulas le dijeron a Troncoso que fueron llevadas a la frontera de Venezuela con Colombia para cargar las drogas (bien sea ingeridas o empacadas en su equipaje). Luego salieron volando del aeropuerto internacional de Caracas. El viaje por tierra hasta Caracas desde el Catatumbo en Colombia, donde la coca está en auge, toma más de 10 horas, y se necesita un tiempo similar desde La Guajira colombiana —demasiado tiempo para que las mulas se arriesguen a tener las drogas en sus estómagos—. Esto podría significar que están abordando vuelos domésticos en los estados fronterizos de Venezuela —donde no son detectados ni molestados— y haciendo conexiones con el aeropuerto internacional de República Dominicana a través de Caracas.
Según Troncoso, la operación de las mulas está dirigida sobre todo por colombianos y dominicanos residentes en Venezuela. La mayoría de las personas atrapadas como mulas en el aeropuerto de República Dominicana han dicho que se vieron obligadas a llevar las drogas debido a la desesperada situación económica en su país, señala Troncoso. Dice además que la misma situación se observa en el creciente número de venezolanos que tripulan las lanchas rápidas cargadas de drogas. Todos los indicios señalan que entre tres y cuatro de cada cinco lanchas rápidas que llegan cerca de República Dominicana llevan tripulantes venezolanos.
Es difícil establecer la magnitud de la ruta marítima entre Venezuela y República Dominicana, pero las entrevistas a funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de Estados Unidos, Reino Unido y República Dominicana nos han permitido determinar que cada semana llegan a aguas dominicanas unas tres lanchas rápidas, llevando entre 700 kilos y una tonelada de cocaína. Con base en estas cifras, se podría estimar que solo la ruta marítima de Venezuela está llevando 9,5 toneladas de cocaína al mes, o 115 toneladas al año, a la isla caribeña. Además de esto, están los contenedores “contaminados” que pasan por los puertos de República Dominicana.
El vicealmirante Félix Pimental, director de la DNCD, le dijo a InSight Crime que por lo menos 120 toneladas de cocaína pasan por la isla cada año, un gran porcentaje de las cuales se dirigen hacia Europa. Esta es una asombrosa cantidad de drogas, que equivale a cerca del 15 por ciento de la producción anual de cocaína a nivel mundial.
La cantidad promedio que el crimen organizado dominicano les cobra a los traficantes por transitar en la isla es de US$1.400 por kilo. Eso significaría que el crimen organizado dominicano está ganando más de US$200 millones al año. Lo más seguro es que la cifra real sea mucho más alta, ya que en muchos casos los dominicanos son los dueños de los cargamentos de cocaína y venden cada kilo por más de US$25.000 en Estados Unidos o US$35.000 en Europa. También están manejando un flujo significativo de la heroína y el fentanilo que pasan a través de la isla.
Fuente y mas: https://es.insightcrime.org/investigaciones/republica-dominicana-y-venezuela-trafico-de-cocaina-por-el-caribe/
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